(Pcia. de Buenos Aires) con sintomatología aguda. En Europa Occidental la babesiosis tiene poca importancia, de todas maneras, ciertas regiones de Francia e Italia parecen estar notablemente afectadas. La enfermedad dio que hablar cuando los Estados Unidos sólo permitiera la importación de caballos serológicamente negativos a la babesiosis. En E.U.A. la babesiosis está poco distribuida y su importancia es reducida (Solamente en el estado de Florida y Texas se detectaron algunos casos). Dos especies distintas de babesias afectan al equino, Babesia equi y Babesia caballi. Hay infestaciones mixtas simultáneas. Babesia equi alcanza un tamaño de 1,5 4 m. El organismo es redondo, ovoide o forma de una pera. Por eritrocito se suele encontrar una sola babesia. Otras veces se encuentran cuatro de estos organismos formando la figura de una cruz de malta. Generalmente la parasitemia es intensa. Pueden estar afectados hasta el 80% de los eritrocitos. El largo de los parásitos por lo general es menor que el radio del eritrocito. Se los comprueba mediante microscopio óptico con aumento 40 ó 100x y la coloración se debe realizar con Giemsa. Babesia caballi tiene un largo de hasta 6 m, por lo tanto es mayor que el radio de los eritrocitos. Una parasitemia de 4-5% de los eritrocitos puede ser considerada intensa. La babesiosis se transmite exclusivamente por garrapata siendo de ella la más importante Dermatocentor nitens. El ciclo dentro de la garrapata aún no está totalmente investigado. Los caballos parecen ser más sensibles que los asnos. Desde el punto de vista clínico, tiene importancia el estado inmunológico de la población equina. En regiones donde la babesia se presenta en forma enzootica, sólo enferman en forma aguda y manifiesta los caballos recién introducidos. Los caballos y solípedos salvajes adquieren en áreas endémicas una buena resistencia, para lo que aparentemente se requieren de reinfestaciones. La inmunidad sólo se mantiene mientras la presencia del antígeno estimula la reacción humoral y celular.
La invasión de los eritrocitos y la multiplicación de los parásitos provoca una destrucción masiva de los glóbulos rojos. El hematocrito puede caer a 5 vol% y el número de eritrocitos puede ser menor a 2 x106 l. Hay hemoglobinemia e ictericia consecuente y también sobre todo con B. Equi hemoglobinuria. El hemograma muestra muchas veces una monocitosis característica. La sintomatología varía levemente, según el agente involucrado. Por lo general la enfermedad se manifiesta después de un período de incubación de 6 a 21 días, con fiebre alta de hasta 41,5°C. Al principio el apetito de la mayoría de los pacientes es bueno, pese a la fiebre todavía se mantienen vivaces y después de unos días de fiebre decaen y presentan un deambular inseguro. Parece ser que en caso de B. caballi se observa una fiebre continua mientras que en B. equi la fiebre es en forma remitente. Siempre hay notable ictericia, en parte con petequias en las mucosas visibles. Los caballos desarrollan edemas en el tronco y miembros, a ello se le agrega muchas veces una insuficiencia cardiaca y en algunos casos síntomas cutáneos (urticaria). Los animales pueden sufrir poliuria (en casos graves también anuria), combinada con hemoglobinuria y hematuria, sobre todo en caso de parasitosis con B. equi. Si el animal sobrevive a la enfermedad aguda inicial muchas veces la enfermedad se torna crónica y, sobre todo con B. equi, al estado portador. A veces estos caballos afectados en forma latente adelgazan progresivamente. Siempre están algo anémicos y presentan fiebre leve, sobre todo después del trabajo. Evidentemente la infestación con B.caballi presenta una mejor tendencia a la curación espontánea. También suelen presentarse las formas de curso hiperagudo, con muerte en 2- 3 días. En la afección con B. equi se observan con mayor frecuencia trastornos nerviosos centrales.
Clínicamente es difícil realizar el diagnóstico en los estadios iniciales. Es decisivo comprobar el agente en los eritrocitos, lo que es más fácil entre el 2°y 7° día de la enfermedad, ésta no es dificultosa en B. equi pero sí en B.caballi; quiero decir con esto que no observarla en un extendido de sangre no podemos decir que no es piroplasmosis.
Los exámenes serológicos (Fijación de Complemento inmunodifusión en agar) aseguran el diagnóstico aún cuando no fuera posible la comprobación directa de la babesia. Debemos recordar los diagnósticos diferenciales con: Anemia Infecciosa Equina, Leptospirosis, Púrpura hemorrágica, Arteritis viral equina (exótica en nuestro país), Erlichiosis granulocítica equina, y otras enfermedades que causan vasculitis y hemólisis. En el caso de yeguas preñadas, no pasa al potrillo, y este adquiere inmunidad a través del calostro, por ello los análisis en potrillos al pie de la madre positivas también dan positivos, no habiendo factores predisponentes y se una zona libre de garrapata estos potrillos se negativizan a los 4 5 meses de destetados, esto debemos tenerlo presente para no tener errores en la interpretación de los resultados de los análisis. Las otras posibilidades de contagio son todos los insectos (mosquitos, tábanos, etc.) y el uso de jeringas no estériles. El tratamiento indicado para esta enfermedad es Dipropionato de iminocarbamida (2,2 mg/Kg intramuscular), si es B. caballi una dosis es suficiente y para B. equi es necesario hacer el tratamiento durante dos dias, a veces es necesario hasta cuatro dosis para lograr la curación. Debemos recordar que esta droga puede causar en caballos: salivación excesiva, cólico, y hipermotilidad gástrica e intestinal. En los burros esta contraindicada esta droga produce shock anafilácticos que llevan a la muerte.
Una vez que eliminamos las babesias del cuerpo los títulos seropositivos pueden estar presentes por más de 8 (ocho) meses. Muchas veces situaciones de stress, viajes prolongados, enfermedades, puede hacer que aparezcan nuevamente títulos positivos, (Caso: pasó con una exportación de caballos de Polo desde Buenos Aires a Miami, los cuales en Argentina todos eran negativos serológicamente).
Como conclusión diría que es una enfermedad que los veterinarios no la tenemos muy en cuenta, dado que la mayoría de los casos observados son asintomáticos con resultados positivos de laboratorio, se debería incluir un análisis anual en aquellos caballos que tienen oportunidad de ir al exterior sobre todo E.U.A. ya que para entrar allí deben serológicamente negativos, como comentario paso en los Juegos Olímpicos de Atlanta con varios caballos de Argentina, Francia y Alemania, que no pudieron participar por ser positivos asintomáticos a la enfermedad.
En Europa no hay problemas para exportar animales positivos.
Debemos advertir a los propietarios, y cuidadores de caballos sobre esta enfermedad e incentivar el uso de jeringas y agujas descartables, la buena higiene del caballo, el uso de desinfectantes en los frenos, y la fumigación en épocas estivales para bajar el número de mosquitos y tábanos, mejorar los drenajes de las caballerizas o potreros para evitar la proliferación de insectos hematófagos.
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